¿Te has dado cuenta de que una de tus pupilas aparece blanca cuando te haces una foto con flash? ¿Sabías que este fenómeno, conocido como leucocoria o pupila blanca, puede ser un indicio de problemas oculares graves? ¿Temes que tu hijo pueda presentar este síntoma y estás buscando información? ¡Estás en el sitio correcto! La leucocoria, o pupila blanca, es un síntoma que está informando sobre una enfermedad subyacente que puede llegar a ser muy grave.
El reflejo que devuelve un ojo sano cuando se ilumina con un haz de luz suele ser rojizo. De ahí que, al hacer una foto con flash, haya veces que salgamos con los ojos rojos. Sin embargo, si la pupila devuelve un reflejo blanquecino es fundamental acudir al médico especialista para una revisión y detectar el motivo de este síntoma.
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Qué es la leucocoria o pupila blanca
Lo primero que debes tener en cuenta es que la leucocoria no cons9tuye una enfermedad en sí, sino más bien un síntoma importante. Originario del griego, el término leucocoria se forma a partir de “leukos” que significa “blanco” y “korê”, que se traduce como “pupila”. En consecuencia, este término se refiere literalmente a la “pupila blanca” y señala la presencia de alguna patología que podría afectar la visión del paciente.
Para poder diagnosticarla y conocer las causas que la provocan se utiliza una técnica de imagen no invasiva llamada retinografía. Gracias a la retinografía, también conocida como fondo de ojo, los especialistas pueden obtener imágenes detalladas de la retina para identificar cualquier anormalidad o lesión que pueda estar causando la leucocoria.
Causas de la leucocoria infantil o pupila blanca en niños
La detección temprana de la leucocoria infantil es esencial para garantizar el mejor resultado para el niño afectado y preservar su visión y bienestar a lo largo de su desarrollo. Por eso, si se detecta cualquier signo de leucocoria o pupila blanca en un niño, éste debe ser evaluado por un profesional de la salud especializado lo antes posible. A continuación, enumeramos algunas de las principales causas de la leucocoria infantil:
#1 Retinoblastoma:
La Retinoblastoma es una de las causas más comunes de leucocoria en niños y también la causa más grave. La Retinoblastoma es un tipo de cáncer ocular que se desarrolla en la retina y, cuando aparece, suele hacerlo en niños de muy temprana edad. Es esencial poder detectarlo cuanto antes, ya que puede amenazar la visión y la vida del niño si no se trata adecuadamente.
#2 Cataratas congénitas:
Las cataratas congénitas consisten en un desarrollo anormal de la parte del ojo denominada cristalino. Si bien es cierto que las cataratas en bebés y niños son poco comunes, éstas pueden afectar su visión si no se corrigen a tiempo dando lugar, por ejemplo, a la ambliopía.
#3 Enfermedad de COATS:
La enfermedad de COATS es una enfermedad ocular poco frecuente que afecta a los vasos sanguíneos de la retina, causando una acumulación de fluido y exudados que pueden opacar la pupila dando lugar a un reflejo blanco en el ojo. Si no se trata puede llegar a desencadenar un desprendimiento de retina exudativo, glaucoma neovascular o ceguera unilateral.
#4 Glaucoma congénito:
El glaucoma congénito es una forma poco común de glaucoma que se presenta en bebés y niños, y se caracteriza por un aumento anormal de la presión intraocular desde el nacimiento o poco después del nacimiento. Aunque esta enfermedad puede presentar la leucocoria como uno de sus síntomas, no es el más habitual. El glaucoma congénito suele mostrar otros síntomas más comunes como son el lagrimeo excesivo, el aumento del tamaño del ojo, fotofobia y cornea opaca o nublada.
Causas de la leucocoria o pupila blanca en adultos
La leucocoria o pupila blanca en adultos puede ser un síntoma preocupante y su presencia puede estar asociada con diversas causas, incluidas las enfermedades degenerativas de la vista. Estas condiciones pueden afectar a la estructura y función del ojo, resultando en la aparición de una pupila de color blanco. A continuación, mencionamos las principales causas:
#1 Cataratas:
Las cataratas son una afección ocular común que afecta la transparencia del cristalino, la lente natural situada detrás del iris y la pupila. El cristalino desempeña un papel crucial en el enfoque de la luz que ingresa al ojo, lo que permite una visión nítida y clara. Sin embargo, a medida que las cataratas se desarrollan y el cristalino pierde su transparencia pudiendo dar lugar a la leucocoria o pupila blanca en sus fases más avanzadas.
#2 Degeneración macular relacionada con la edad (DMAE):
La DMAE es una afección ocular degenerativa que afecta principalmente a personas mayores. Aunque no suele manifestarse con leucocoria, en algunos casos, puede producir cambios en la retina que afecten la apariencia de la pupila. Existen dos tipos de DMAE: la degeneración macular húmeda y la degeneración macular seca. La mayoría de las personas presentan primero la forma seca, que puede avanzar a la forma húmeda en uno o ambos ojos.
#3 Desprendimiento de retina:
El desprendimiento de retina puede ocurrir cuando hay un desgarro o rotura en la retina que permite que el humor vitreo, un gel transparente que llena el ojo, se filtre detrás de la retina. Esto puede hacer que la retina se despegue gradualmente de la capa de tejido que la sostiene, dando lugar a una visión borrosa o distorsionada en el área afectada.
Un desgarro no tratado a tiempo puede evolucionar hacia un desprendimiento completo de la retina, lo que podría llevar a la pérdida severa o total de la visión en el área afectada. Es en este punto cuando la leucocoria o pupila blanca puede aparecer, debido a la separación de la retina y la consecuente alteración en la percepción de la luz. El desprendimiento de retina se considera una urgencia médica.
#4 Uveítis:
La Uveítis es una inflamación de la capa intermedia del ojo llamada úvea que puede afectar a personas de todas las edades. La úvea comprende muchos vasos sanguíneos que alimentan la retina y por eso, cuando se inflama, puede afectar a partes importantes del ojo. Cuando afecta al área macular, puede aparecer la leucocoria como síntoma de esta enfermedad. La Uveítis suele ser más común entre los adultos de entre 20 y 50 años, aunque a veces también puede aparecer en niños.
Tratamientos según la causa de la leucocoria o pupila blanca
#1 Tratamiento retinoblastoma
Los principales tipos de tratamiento para esta enfermedad infantil incluyen la cirugía para extirpar el tumor, el tratamiento con radiación para destruir las células cancerosas, el uso de láser para enfocar y eliminar áreas específicas, la crioterapia que implica el congelamiento del tejido afectado, y la quimioterapia, que utiliza medicamentos para combatir y controlar la enfermedad. La elección del tratamiento dependerá del tamaño y la ubicación del tumor, así como de la etapa de la enfermedad y las necesidades específicas del paciente pediátrico.
#2 Tratamiento de cataratas
Las cataratas se pueden abordar con una cirugía segura y confiable. Este procedimiento es simple y la gran mayoría de los pacientes solo necesita anestesia tópica mediante gotas. Es importante resaltar que la recuperación es generalmente rápida y sencilla siempre que se sigan las instrucciones del médico.
Durante la cirugía, se utilizan lentes intraoculares especializadas que pueden corregir cualquier problema de visión existente, como miopía, hipermetropía o astigmatismo. Esto significa que después de la cirugía, la visión puede mejorar significativamente, lo que es una gran noticia para quienes han estado lidiando con problemas visuales.
En el caso de las cataratas congénitas, es crucial que la cirugía se realice a una edad temprana para maximizar el desarrollo visual del bebé y evitar complicaciones como la ambliopía. Durante la cirugía de cataratas congénitas, el objetivo principal es eliminar la lente opacificada. Después de la extracción, se coloca una lente intraocular en la mayoría de los casos para restaurar la visión del niño. La colocación de una lente intraocular permite que el ojo se enfoque adecuadamente y mejore la calidad de visión del menor.
#3 Tratamiento de la enfermedad de COATS
El tratamiento para la enfermedad de Coats se enfoca en reducir y eliminar los vasos sanguíneos anómalos llamados “vasos telangiectásicos”. Esto se puede lograr mediante fotocoagulación con láser o crioterapia. Si el tratamiento es exitoso, los líquidos que se acumulan debido a los vasos anómalos pueden reabsorberse, pero este proceso puede llevar varios meses. Es importante tener en cuenta que el pronóstico visual del niño dependerá del estado del área macular, una parte del ojo afectada por la enfermedad de Coats.
#4 Tratamiento del glaucoma congénito
La única forma de tratar el glaucoma congénito es la cirugía, aunque antes puede ser necesario el uso de fármacos para reducir o controlar la presión intraocular. Debes saber que, cuanto antes se diagnostique la enfermedad y antes se proceda al tratamiento, mayores serán las posibilidades de recuperación.
En el caso de que el diagnóstico se produzca en el momento del nacimiento del bebé, el tratamiento debe ser inmediato ya que es el que peor pronóstico tiene. Además, aunque estén los dos ojos afectados, la cirugía sólo se realizará en uno de ellos. El otro ojo se intervendrá más adelante.
#5 Tratamiento de la Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE)
Dependiendo del tipo de degeneración macular que presente el paciente, se aplicará un tratamiento diferente para tratar de ralentizar o detener el avance de la enfermedad, aunque hay que tener en cuenta que el DMAE no tiene cura por el momento.
Para la DMAE húmeda, que es la forma más agresiva y avanzada de la enfermedad, el tratamiento principal consiste en recibir inyecciones intraoculares de medicamentos antiangiogénicos que ayudan a detener el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos anómalos en la retina y a prevenir el sangrado y el edema. Estas inyecciones pueden ayudar a mejorar o mantener la visión en muchos pacientes, pero no siempre detienen completamente el avance de la enfermedad.
En el caso de la DMAE seca, también conocida como degeneración macular atrófica o avanzada, lamentablemente, no existe un tratamiento curativo para restaurar la visión perdida. Sin embargo, se han realizado estudios que sugieren que ciertos suplementos antioxidantes y omega-3 pueden retrasar la progresión de la enfermedad en algunos pacientes con DMAE seca avanzada. Estos suplementos generalmente contienen vitaminas C y E, zinc, cobre y luteína, entre otros componentes.
#6 Tratamiento del desprendimiento de retina
En el caso del desprendimiento de retina, sólo es posible tratarla con cirugía. Durante la cirugía, se reposicionará la retina y se cerrarán los desgarros de la misma, pudiendo utilizar una variedad de métodos quirúrgicos tales como la Retinopexia neumática, la cirugía escleral o la Vitrectomía.
En el caso de que todavía no se hubiera producido el desprendimiento de retina y sólo se tratara de un desgarro, el oftalmólogo realizaría una intervención con láser o crioterapia que sellaría el desgarro evitando así que el humor vitreo pudiera penetrar por detrás de la retina y, por lo tanto, evitaría su desprendimiento total.
#7 Tratamiento de la Uveítis
Cuando se diagnostica Uveítis asociada a un trastorno específico, el tratamiento se enfocará en abordar tanto el trastorno subyacente como la reducción de la inflamación ocular. El tratamiento de la Uveítis debe ser personalizado para cada paciente, ya que varía según el tipo y la gravedad de la afección, así como la presencia de trastornos asociados.
En casos de inflamación, el especialista puede recetar antiinflamatorios, ya sea en forma de pastillas o mediante inyecciones de corticoesteroides. Si la Uveítis es causada por un virus o infección, el tratamiento suele incluir el uso de antibióticos específicos.
En situaciones más graves en las que la Uveítis no responde adecuadamente al tratamiento anterior, se puede llegar a recomendar medicamentos inmunosupresores o citotóxicos para reducir la actividad del sistema inmunitario y controlar la inflamación.
La cirugía no suele ser la opción habitual para tratar la Uveítis, aunque puede ser efectiva para prevenir complicaciones graves, como cataratas, glaucoma, desprendimiento de la retina o edema macular. Para casos de Uveítis posterior grave, la cirugía más común implica la colocación de un dispositivo en el ojo que libera medicamentos de manera lenta y constante.
Conclusión: No ignores la Leucocoria y programa una Retinografía
La leucocoria no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma de otra cosa. Por ese motivo, su tratamiento dependerá de la enfermedad que la haya provocado. Tanto en niños como en adultos, la presencia de leucocoria siempre debe ser evaluada por un oftalmólogo o profesional de la salud visual, ya que el diagnóstico temprano y un enfoque adecuado son esenciales para determinar la causa subyacente y proporcionar el tratamiento más adecuado para preservar la visión y la salud ocular.
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