¿Dolor ocular o de cabeza? ¿Ojos enrojecidos? ¿Vómitos y náuseas? ¿Tu campo de visión está borroso? Si presentas varios de estos síntomas puedes estar sufriendo glaucoma ocular que es una de las enfermedades oculares más graves que existen así que no dudes en acudir urgentemente a tu médico.

el glaucoma ocular es una enfermedad silenciosa

Día Internacional del Glaucoma Ocular 

Hoy, 12 de marzo, se celebra el Día Internacional del Glaucoma, por lo que en esta entrada del blog explicaremos qué es esta enfermedad, por qué se desarrolla y sus factores de riesgo. 

Antes de entrar en materia debemos entender cómo funciona el sistema de drenaje interno del ojo. 

En la parte anterior del ojo, delante del cristalino, encontramos un líquido fluido llamado humor acuoso. Este líquido transparente se está constantemente regenerando en el cuerpo ciliar, que es la zona que ayuda al cristalino a “abombarse” para que podamos ver objetos cercanos. El ojo cuenta con un sistema de drenaje del humor acuoso. Si éste falla, la presión intraocular aumenta, comprimiendo el nervio ocular y provocando una pérdida de visión gradual en el paciente, a menudo inapreciable hasta que es demasiado tarde. 

¿Lo peor? Muchas veces el proceso se desarrolla sin dolor ni síntomas. Por este motivo, el glaucoma se conoce como una enfermedad “silenciosa”. Se calcula que medio millón de personas en España padecen glaucoma ocular y no lo saben. 

¿Está el aumento de la presión intraocular íntimamente ligado a la aparición del glaucoma ? No siempre, ya que personas con niveles de presión intraocular normales también pueden desarrollar la enfermedad. 

Glaucoma: edad y patologías sistémicas 

Mayores de 60 años, diabéticos, hipertensos y personas con antecedentes familiares de glaucoma ocular son colectivos considerados de riesgo por los expertos. Las personas que consumen esteroides de forma habitual también tienen más probabilidades de desarrollar esta patología. Además, se estima que el glaucoma afecta significativamente a la población afroamericana. 

Detectar el glaucoma en sus fases iniciales resulta esencial para el tratamiento de la enfermedad. Por este motivo, recomendamos someterse a una revisión oftalmológica cada dos años. Si eres mayor de 45 años o perteneces a un colectivo de riesgo, debes acudir a tu optometrista al menos una vez cada doce meses. 

¿Cómo queda el ojo con glaucoma?

El glaucoma se caracteriza principalmente por el daño al nervio óptico. No obstante, los cambios físicos visibles en el ojo debido al glaucoma ocular varían dependiendo del tipo y la severidad de la enfermedad:

  1. Glaucoma de Ángulo Abierto: Este es el tipo más común de glaucoma y suele ser asintomático en sus etapas iniciales. En este caso, no suele haber cambios notables en la apariencia del ojo. La pérdida de visión comienza generalmente con la visión periférica y avanza gradualmente.
  2. Glaucoma de Ángulo Cerrado: Este tipo puede presentar síntomas más evidentes y agudos. Los síntomas pueden incluir enrojecimiento del ojo, dolor ocular severo, visión borrosa, halos alrededor de las luces, y náuseas o vómitos. El ojo puede parecer físicamente más rojo y el área alrededor del iris puede parecer nublada o hinchada.
  3. Glaucoma Congénito: En bebés, el glaucoma ocular puede causar síntomas visibles como lagrimeo excesivo, sensibilidad a la luz y corneas opacas o agrandadas.
  4. Daño al Nervio Óptico: Aunque este daño no es visible a simple vista, es la característica principal del glaucoma y es detectado a través de exámenes oftalmológicos. Puede resultar en cambios en el campo visual que el paciente empieza a notar con el tiempo.
  5. Presión Intraocular Elevada: Una de las causas principales del glaucoma es el aumento de la presión dentro del ojo. Aunque este aumento no es visible, es medible por un especialista.

Es importante tener en cuenta que, a menudo, el glaucoma es llamado el “ladrón silencioso de la visión” debido a su falta de síntomas visibles en las primeras etapas, especialmente en el glaucoma de ángulo abierto. Por ello, los exámenes regulares con un oftalmólogo son esenciales para la detección temprana y el tratamiento efectivo del glaucoma ocular El tratamiento temprano es crucial para preservar la visión y prevenir el daño más severo.

¿Qué tensión ocular es peligrosa?

La tensión ocular, también conocida como presión intraocular (PIO), es un factor clave en la evaluación del riesgo y el manejo del glaucoma, una enfermedad ocular que puede llevar a la pérdida de la visión. Los valores normales de la presión intraocular suelen variar entre 10 y 21 mm Hg (milímetros de mercurio).

Una presión intraocular que se considera peligrosa es aquella que es significativamente más alta que este rango normal. Generalmente, valores consistentemente superiores a 21 mm Hg se consideran elevados y pueden indicar un riesgo de desarrollar o ya tener glaucoma ocular. Sin embargo, es importante destacar que el glaucoma puede ocurrir incluso con una presión intraocular dentro de los límites normales, en lo que se conoce como glaucoma de tensión normal.

En casos de presiones muy elevadas, como valores que exceden los 30 mm Hg, se puede estar ante una situación urgente que requiere atención médica inmediata. Esto podría indicar un ataque agudo de glaucoma de ángulo cerrado, que es una emergencia oftalmológica.

Es esencial recordar que la evaluación del riesgo de glaucoma y la determinación de qué nivel de presión intraocular es peligroso para un individuo específico debe ser realizada por un profesional de la salud ocular. El diagnóstico y el tratamiento del glaucoma ocular dependen de una combinación de factores, incluida la PIO, el examen del nervio óptico, los campos visuales y otros factores de riesgo.

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